ULTRA México

Foto por Aidee Ro

¿Será el fin de ULTRA en México?

Hace unas semanas se llevó a cabo la segunda edición de ULTRA en el país, había una gran incertidumbre respecto al festival pues, con menos de un día para que iniciara el evento, aún no se conocía el cartel completo ni los horarios, corrían rumores sobre el estado de los escenarios en los que se presentarían los artistas. Muchos daban por hecho que el festival se atrasaría por lo menos un par de horas.

Sin embargo, no fue sino hasta las dos de la tarde del mismo sábado que se le avisó a la gente, a través de la página del Centro Dinámico Pegaso, que el Ultra no estaría abriendo sus puertas sino hasta las siete de la tarde. Además, en el mismo post, se anunciaba que el festival de igual manera terminaría a las tres de la mañana, como se había planeado. Esto causó una enorme conmoción entre los asistentes, pues nadie sabía qué harían con los sets que se tenían programados para las horas anteriores.

El tiempo pasaba y seguía sin haber una respuesta clara de los organizadores al respecto. Tuvimos que esperar hasta las siete de la noche, aproximadamente, para que hubiera respuesta por parte de Ultra: el escenario principal iniciaría hasta las once de la noche con Afrojack, y el Resistance a las ocho con Seth Troxler. Todos los artistas programados antes de ese horario fueron cancelados. Incluso Stephan Bodzin, quien venía corriendo desde el aeropuerto para lograr llegar a su presentación.

Por si esto no fuera poco, todos los escenarios estaban a medio terminar: las pantallas del escenario principal solamente eran la mitad de las planeadas, no se alcanzó ni siquiera a montar la característica “U” al centro del escenario. En el Resistance, solamente había una pantalla al centro y dos hileras de bocinas a los costados. El domo, que el año anterior estaba decorado con los característicos octágonos del escenario, en esta edición simplemente tenía tres filas de reflectores. El sonido a veces no llegaba hasta la parte de atrás del domo, estaba mal ecualizado, y les faltaban dos hileras de bocinas al final de la estructura que sí tenían el año pasado.

Todo parecía un desastre. Sin embargo, la música salió a salvar el día. Seth Troxler fue un excelente warm up, al que le siguió el veterano de la escena Luciano. Durante sus dos horas de set, dejó ver por qué es uno de los nombres más longevos y respetados en la escena underground. Y, finalmente, a la medianoche llegó su majestad: King Cox. A pesar de tener todo en contra, el británico logró llenar el escenario, sacándole el más jugo posible a las bocinas del escenario y haciendo bailar a la multitud durante tres horas seguidas. Fue un set donde dejó ver su lado más apegado al techno, sin olvidarse de dos canciones emblemáticas que acompañan sus sets: “Calypso” de Knights of The Round Table y su remix de “Finder” de Ninetoes, que lanzó para celebrar el quinto aniversario de la canción.

Haciendo su magia, Carl Cox, Armin van Buuren y Steve Angello anunciando que México estará en su tour de regreso de la SHM lograron rescatar un poco el ambiente de lo que parecía que sería un desastre de festival.

El día siguiente, para decepción de muchos, el montaje se quedó igual. Sin más sonido, sin más pantallas, sin la U. El festival ese día si comenzó a la hora que se tenía contemplado, sin embargo el número de asistentes fue menor: por el fiasco del día anterior, porque dos de los nombres más grandes (Cox y AVB) se presentaron el sábado, y porque al siguiente día muchos tenían que trabajar.

De nuevo, la música y el talento fue lo único destacable del festival. En Resistance, Elio Riso fue el primer talento internacional en presentarse, trayendo el sonido de Stereo Productions al escenario. Después le siguió el tapatío Hector, a quién le faltó un poco de fuerza y dinamismo en su set para prepararnos para lo que se avecinaba. Dos horas después, Eats Everything tomó el control. A pesar de estar mal ecualizado durante la mitad de su set, mantuvo una enorme energía y ahora si marcó el paso para aquello que se vendría más tarde. Su set, una mezcla fina entre tech house y techno, empezaba a hacer a la gente moverse con mayor energía. Después de él, siguió la dupla de Tale of Us, que presentó una versión más “festivalera” de si mismos. Con el sonido ahora sí correctamente nivelado, se pudo disfrutar de manera maravillosa ese bajo pesado y melódico que caracteriza a las cabezas detrás de Afterlife.

Sin embargo, el escenario se lo llevó (a mi parecer) el señor Jaime Jones. Durante dos horas, la audiencia no paró de moverse, de gritar, de emocionarse. Jones impregnó el escenario de su sonido característico, que es pesado pero sin dejar de ser movido y bailable. Canción tras canción, no dejaba de sorprender. En ningún momento aflojó el paso, llevando a la audiencia por un viaje que cada vez se volvía más intenso, más duro, más salvaje. Tras dos horas y quince minutos, la magia se había terminado.

Mientras que en el escenario principal, comenzamos el segundo día con Andrew Rayel quién aparte iba a estar tocando en el escenario Worldwide al igual que Infected Mushroom pues al parecer iban a ser los salvavidas de ese escenario, por otra parte, cabe destacar la presentación debut de Gud Vibrations conformado por NGHTMRE y SLANDER quiénes con su bass nos hicieron bailar y destrozar nuestro cuello por casi dos horas con temas como “GUD VIBRATIONS”, “Love Again”, “Superhuman”, “So Long”, “Save Yourself”… Galantis con su presentación en vivo con la batería y coreando “we are like goooold dust”-emotivo set, cerrando con Axwell/\Ingrosso o más bien con Axwell, ya que Ingrosso anunció unas horas antes mediante sus redes sociales que no iba a presentarse con Axwell debido a que estaba enfermo, eso no fue impedimento para disfrutar de un gran cierre emotivo con Axwell disfrutando de temas como “In My Mind”, “Belong”, “Something New”, “Antidote”, “One (know your name)”, “Reload”, “Save The World”, “Dreamer”, “Don’t you worry child” y cerrando con “Sun is shinning” anunciando que estarían de vuelta en el país con la SHM en el 2019.

Una vez que se apagaron las bocinas, regresamos a la realidad. La realidad de estar en un festival mal organizado, en un lugar poco apto para este tipo de eventos (por lo menos durante esta época del año), donde todo menos los artistas quedó a deber.

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